¡Una semana en Perú! Parte 1

















Que difícil va a ser condensar en un poco espacio todas las vivencias que acabamos de gozar en familia por esas tierras de Sudamérica, país encantador en muchos sentidos. Trataré de incluir tanto como pueda sin querer aburrir con lo extenso...
Nuestra salida de Guatemala fue el 7 de diciembre, con algunos comentarios de salir huyendo para no ser alcanzados por las llamas de la tradicional Quema del Diablo que realizamos los Guatemaltecos a las 6 de la tarde de ese día, en preparación a las fiestas de Navidad.
Pero no, desde hacía unos meses Ofe, mi esposa preparaba este viaje y las fechas en que sucedió todo fueron esas, las que sin duda nos salvaron de la hoguera, aunque no se si me salvaron a mi o a mis hijos...
Ese 7 de Diciembre lo dedicamos a viajar en aviones hasta llegar a Lima, ya de noche por lo que no pudimos ver gran cosa de la capital peruana. Algo cansados salimos a caminar y comimos unos panes deliciosos con un refresco típicamente peruano que se llama Chicha Morada, que es una bebida a base de maíz mezclado con moras, es dulce pero no fermentado, estaba muy bueno.
Al siguiente día pasaron a recogernos muy de madrugada e iniciamos el viaje hacia el sur: durante horas viajamos con el Océano Pacífico a la derecha y a la izquierda con montañas totalmente desprovistas de vegetación, de un color café..

















Nuestro destino era Paracas, a la orilla del mar, donde tomamos unas lanchas que nos llevaron a las Islas Ballestas, lugar preferido de millones de aves y otros animales que producen Guano, el mejor fertilizante natural del mundo.


El Candelabro de Paracas (véase el tamaño de la lanchas a la izquierda) Esa no es arena que se pueda volar, la figura está tallada en la montaña. Tiene 180 metros de alto y se calcula que tiene 2,500 años.
 Como yo no había leído nuestro itinerario, todo iba a ser un viaje de descubrimientos y sorpresas. Gran emoción sentí cuando me vi frente al Candelabro de Paracas, que según la guía es la representación de un cactus sagrado del que los antiguos peruanos sacaban una sustancia alucinógena parecida al Peyote mexicano, la usaban para efectos sacerdotales, me pregunté cual sería la hipótesis de aquel despeinado de Giorgio Tsoulkalos, el de los Alienígenas Ancestrales, que sin duda ha andado por allá pues tambien en Paracas hay un museo con cráneos alargados que creen son de extraterrestres. No, no pude visitar ese museo.

Lobos Marinos asoleándose
Ya en las Islas Ballestas (que por cierto tenían un olorcito tal que alguien de nuestro grupo comentó jocosamente: "Cierren las piernas muchá..!) había una gran cantidad de Aves de varios tipos, había cangrejos, Pingüinos de Darwin y también Lobos Marinos. En la foto una hembra tomando el sol.
Estructuras con las que bajan el Guano recolectado una vez al año, los hombres que trabajan acá tiene que vivir un mes en las islas pues se encuentran a hora y media de la costa.

Al retorno nos dirigimos a Ica, donde la arena es parecida a la de Egipto, allí encontramos un Oasis, el único de América y llamado Oasis de la Huacanchina donde la gente toma unos Dune Buggies extra grandes para ir a dar una vuelta de adrenalina corriendo para arriba y para abajo (y de lado) en las dunas... Mas excitante que cualquier Ratón Loco pues si esa cosa se llega a volcar... !
El Oasis de la Huacanchina, a saber de donde sale el agua de este oasis, pero ahí esta.

Como si fueran los carros de Mad Max, los Dune Buggies esperan a los valientes.

Desde lejos se me imaginó un campamento beduino en medio del desierto.

Pasada la prueba todos sanos y salvos

Había que sacar la adrenalina y el susto de alguna manera: Saltamos y Gritamos.
 En el regreso a Lima, pasamos a unas bodegas de vinos y Pisco, la bebida del Perú. La ciudad también se llama Pisco
Entrada a ver como fabrican el vino y el Pisco.

Recipientes donde se fermentaba (y aun lo hace) el zumo de uva para los diferentes vinos.

Al terminar el tour, ¡A probar los vinos y el Pisco! salimos algo cabezones.

DOMINGO 9 DE DICIEMBRE: LLEGADA A CUSCO


Eran las 6 de la mañana cuando llegamos a Cusco, la ciudad me recordó de alguna manera Xela.
Pasaron a recogernos al hotel a las ¡2 de la mañana! el vuelo a Cusco salía de madrugada pero había que estar por lo menos 2 horas y media antes en el aeropuerto


En nuestro viaje de Lima a Cusco, cruzamos los increíbles picos nevados de los Andes, vista impresionante desde el avión - foto tomada por mi hijo Juan Antonio.


En todos lados había hojas de coca para hacerse un té y aplacar "El Soroche" o mal de alturas
 Al saber que iría a Cusco, recibi un consejo: cuando llegués te van a dar un tecito de hoja de Coca, no dejés de tomarlo pues la altura a la está la ciudad hace que el aire sea muy ralo, tiene menos oxigeno que al que estás acostumbrado y te va a doler la cabeza, te dará nausea y te vas a sentir con falta de aire... Efectivamente, en el mismo aeropuerto de Cusco, a la salida había una ollita similar a la de la foto con hojas de Coca para que uno las masticara y se tragara el jugo.
Vista desde la ventana de nuestro hotel. La idea de Xela no se va de mi mente, sobre todo por el friíto...
 Se lo dije a todos los patojos y a Ofe, y por supuesto, los únicos que hicimos caso fuimos Ofe y yo, pues los demás, sobre todo las patojas, ya sentían que se iban a poner a saber que loquera con las hojas, que además eran un poco amargas y al nomás sentir su sabor (los que las probaron) salieron a escupirlas.
Con el Zoom de mi cámara comencé a explorar la ciudad ¡¡¡Guau!!! veía tantas cúpulas y torres
 Y se lo buscaron: al rato las patojas estaban pálidas y con nausea, incluso los que habíamos comido las hojitas estábamos algo mal, pero los que no lo hicieron se pusieron bastante peor, incluso una de ellas no pudo bajar en la tarde a los sitios que fuimos a conocer debido al malestar. Después de ésto, no salían sin hacer un te de coca y lo llevaban embotellado. Se habían enterado que para hacer un kilo de cocaína se necesitan como 2 toneladas de hojas de coca además del gran proceso y los químicos que son necesarios para producir la droga.
La hoja de coca tiene un vasodilatador que ayuda a la circulación de la sangre y es considerado en Perú como una tradición, y por mucha parte de la población como una planta sagrada, de ahí que hasta en el aeropuerto se la encuentra para el consumo de los pasajeros que no están acostumbrados a esta altitud, y evitar el SOROCHE que es como le llaman a este mal de alturas.
El paisaje que tenía ante mí gracias a mi zoom, me hacía soñar con ir a explorar.
Había pensado hacer solo una publicación con todo el viaje, pero ahora me doy cuenta de mi alternativa:
1.- hacer una revisión somera y escasa de un viaje tan encantador
o
2.- hacer una publicación tan larga que aburriría
Por eso, descanso un rato y dejo esta publicación acá para continuar de nuevo con un capitulo nuevo que comenzaría en la tarde del ese primer día en Cusco en que llegamos tan temprano que nos aconsejaron reponer un poco de sueño y dormir un rato en la mañana y que saliéramos a almorzar a la ciudad a medio día, a las dos de la tarde pasarían por nosotros para ir a nuestra primera aventura en Cusco: un tour por 4 sitios arqueológicos Incas

Comentarios

Unknown dijo…
Muchas gracias Claudio, he leído con gran interés este relato tan ameno e interesante.
Pendiente de la continuación.

Muy feliz Navidad para usted y su bella familia.

Bendiciones.

Alvaro dijo…
Que tal mi Klaus; bellas fotos y siempre ameno tu escribir. Que bueno que lo pueden disfrutar en familia. Siempre hay mas destinos por descubrir que los clasicos. Enhorabuena.
Un abrazo y saludos a todo el clan Inca-Mesoamericano
Pascal dijo…
Me encanta tus andadas y tus comentarios que parece que lo estamos viviendo nosotros también. Muchas gracias por darnos aquella impresión de estar allí. Un abrazo fuerte desde la distancia

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