Arlequinblog

 Yo daba vueltas y vueltas en la cama, me levantaba, me acostaba y de nuevo... hasta que Ofe me preguntó: ¿Que te pasa? estas enfermo ¿O que?... Bueno, hacía un buen rato que me había despertado y tenía una idea que me daba vueltas por la cabeza: Mañana (es decir un poco mas tarde) pasarían por nosotros para ir a la Montaña de Colores, otro de los atractivos de Perú que se alcanza desde Cusco. Ir a la Montaña de Colores significaba caminar no se cuanto, cuesta arriba de nuevo, subir a mas altura de la que habíamos estado hasta entonces y seguro: experimentar el Soroche durante un buen rato. La Montaña de Colores era el último sitio que visitaríamos en el Cusco: un día entero de excursión y al siguiente día salida hacia Lima, dormir en la ciudad para regresar a Guatemala al día siguiente. El Palacio de Justicia en Cusco, un edificio impresionante  Pero la idea ingrata que no me dejaba dormir era que estaba a un día de abandonar esa ciudad que prometía tanta belleza. Desde mi

  POR FIN EL VIAJE A MACHU PICCHU Serían las 4 de la tarde cuando tomamos el tren para Aguas Calientes, el último pueblo a donde uno llega antes de subir en busito a Machu Picchu. El recorrido en tren fue de aproximadamente 1 hora y media; trayecto fascinante que nos llevó a la orilla del Río Vilcanota o Urubamba, al fondo de increíbles peñascos, 3 túneles escarbados en la montaña y varios sitios arqueológicos mas... Los vagones del tren son como una vitrina, se me imaginó como el esqueleto forrado de plástico de algún dinosaurio antiguo, pero realmente más pareciera el esqueleto de una culebra por lo largo y constante del grosor y por supuesto, el movimiento del tren sobre la vía férrea.  El tren hacia Aguas Calientes es muy especial: tiene ventanas grandes y hasta en la parte superior para poder ver los peñascos en toda su magnitud. Según Carlos este es un tren sólo para turistas, con vagones especiales que parecen vitrinas para poder aprovechar las vistas. Hay otros tipos